viernes, 15 de octubre de 2010

Runa II. Batallitas con soldaditos de plomo.


Sendas figuras se encontraban en medio del Asentamiento dialogando sobre cosas tan vanales como lo podía ser una disputa alegre de maldecir el uno del otro, sólo por molestarse. Habían pasado ya bastantes horas desde que Xanos había dejado el Asentamiento para volver a Genn; no obstante la conversación que mantuvo ese trio seguía rondando la cabeza la de joven bruja. Estaba segura que ambos varones, arcano y paladín, estaban dispuestos a combatir en esa mediocre guerra para salvaguardar a sus amigos. Era posible que ella también se involucrara en esa guerra antes de lo que siquiera suponía.

Dek y Aoi habían barajado la posibilidad de seguir al semidragon plateado cuando lo vieron pasar con cierta rapidez; pero éste sólo había indicado que iba a trabajar. Asunto que Dek desestimó con un simple “Leurik nunca trabaja”. No sería la fémina quien dijera lo contrario pues ella simplemente era una recién llegada. Pero las incertidumbres que ambos sintieron fueron rápidamente aplacadas por la llegada de la driada Lego. Apesumbrada y con cansancio les pidió su ayuda con los caidos en la batalla de Nebin. Batalla. Una nueva batalla iniciada por los miembros de Genn, ¿quedaría menguada su cólera por el ataque a Thane hacía unas jornadas? Quién sabía.

El trío de figuras atravesó los bosques de Svensgard, las cuevas de Pankaskala hasta llegar a la entrada de Nebin dónde varios Athorianos se encontraban ayudando a los civiles del lugar y otros maldecían a los gennitas por sus acciones. Aoi observó a los presentes con sierta incertidumbre: los civiles estaban ilesos, la milicia abatida, los refugiados emprendían el paso al desierto dónde pasarían un tiempo hasta que Nebin quedara dispuesta para su vuelta, pero del bando atacante no había rastro.

Un arcano había comentado que los gennitas se refugiaban en Thane, otro que deseaba vertir la sangre de los gennitas como venganza. ¿Acaso no habían sido ellos quienes iniciron estas batallas? La venganza es un plato que debe servirse frío, predeterminado, y eso es lo que habían hecho los miembros del clero. La situación en ese lugar parecía estar bastante calmada, los civiles habían sido socorridos y lo que preocupaba en esa ocasión a la joven bruja era el otro bando aliado. Se acercó ligeramente a su compañero y musitó varias frases indicando que iría a Thane; para alivio suyo él la acompañaría.

Volvieron a recorrer sus pasos hasta llegar a las montañas de Pankaskala y Dek musitó varios conjuros sobre ellos, al tiempo que la marcha de los Athorianos se iniciaba hacia la villa nevada. Corrieron a través de las cuevas sin detenerse a descansar hasta llegar a los portones de Thane. En la colina izquierda varios maeses hacían guardia, junto a un arcano que Dek llamó Zher. Zher, la joven había oído hablar de él días antes. Los maeses refunfuñaron no eran capaces de ver a lso jovenes.

- Yo no veo nada, no abráis. - dijo uno de ellos.
- Pero si están ahí abajo. - dijo otro - Esperad ahora os abro.
- Abridnos los athorianos se acercan - concluyó Dek.
- ¿Entonces abro o no abro? - comentó la voz de Xanos.
- Maldita sea, Xanos, ¡ábrenos! - al fin dijo la fémina.

Las puertas se abrieron lo suficiente para que ambos svensgarianos entraran y tomaran algo de aire. Pero poco fue el respiro que pudieron tener antes de que las magias de los arcanos inundaran los portones del lugar. La milicia gennita gritaba dando ordenes unos a otros, se posicionaban mientras arqueros y arcanos emprendieron el contraataque a distancia. La joven fémina permanecía atrás, escondida con un conjuro de invisibilidad mientras no apartaba la vista de los portones que en ocasiones se abrían para dejar paso a un athoriano que caía a las armas de los defensores. La magia negra inundó las colinas interiores de Thane, la magia revolotea furiosa contra los atacantes y los filos chocaban contra aquellos que osaran entrar a luchar.

- Delith a la colina, contraataca!. - dijo alguno entre ese insufrible alboroto.
- Xanos aquí conmigo en las puertas - dijo unos de los maeses.

Un athoriano entró de sopetón por las puertas principales con tantas magias que era imposible distinguir más de una leve forma borrosa pero en un abrir y cerrar de ojos sus magias desaparecieron por otro conjuro amigo de disipación y cayó en vano frente a los filos de los gennitas. La primera ronda había sido vistoriosa para los miembros del clero. Habían caido tres athorianos reconocidos y algunos gennitas en esa ocasión pero no era moemnto de felicitaciones, aun no. Los humanoides que alli se encontraron no tardaron en alzar la vista agrandando los ojos al observar a la inmensa criatura que se avecinaba a la villa. Un dragon rojo, volaba a ras del suelo intentando arrasar ese lugar y con ello los que alli habían. Las armas volvieron a alzarse contra el dragon, las flechas silbaron de nuevo por el aire hacia sus duras escamas, una lluvia de insufrible lluvia hizo que gran aprte de los gennitas se refugiara bajo el tejado de las casas cercanas para no morir abrasados. Un dragon rojo, Dek, de menor estatura se posicionaba entre la joven fémina y el inmenso dragon mientras intentaba protegerla de algun modo hasta que lso esfuerzos de todos dio su fruto. El dragon rojo fue abatido por los defensores. Podían descansar tranquilos, habían vencido.. habían…

Un temblor atravesó el suelo haciando que todos volvieran a estar atentos, los gritos de alerta resonaron de nuevo en Thane y las armas se cruzaron contra un inmenso gusano. Magias de los arcanos, golpe de armas, y un ardua forcejeo entre todos acabó dejando haciendo que el gusano se desvaneciera muerto.

- Atentos a un próximo ataque. Sombra, ve a mirar. - dijo alguno.
- Se han ido. - dijo otro al cabo de unos minutos. - ¡Hemos vencido!

Gritos de júbilo acabaron envolviendo el ambiente. Habían ganado esa batalla, habían conseguido vencer a los arcanos. Ahora ambos bandos habían abierto la batalla pero ambos habían ganado una escaramuza en esa recién iniciada guerra. Las magias protectoras ban desvaneciendose pocoa poco mientras reían y comprobaban los caidos en esa ocaasión. Los caidos de Athoran habían desaparecido, quizás mediante magia pero eso no importaba. Habían vencido.

El gnomo Zher se acercó a los svengarianos para agradecerles su ayuda, mientras que el joven Xanos nos e le ocurría otra cosa que abrazar a la fémina como vía de expiación entre el júbilo.
- Xanos, no me abraces!! - dijo alterada por el gesto.
- Dek, gracias por tu ayuda. No debiste involucrarte tanto y aun así nos has ayudado. - dijo el gnomo.
- Entonces dame la mano. - Xanos se retiró del abrazo y le tendió la mano amistoso.
- Sólo hice lo que creí conveniente. - comentó el elfo tan reservado como de costumbre.

Aoi le tendió la mano a Xanos mientras observaba al gnomo que también le había agradecido su ayuda. Ella se limitó a quejarse por no ahber sido de ayuda suficiente. No obstante, se sentía bien, muy bien por el desenlace de los acontecimientos. Lo que vendría después aun estaba por ver.

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